En el día de la mediación, 21 de enero

Hace mucho tiempo que en nuestro país se está intentando implantar la mediación, un medio adecuado de resolución de conflictos, pero no hay forma.
Hoy queremos hacer un análisis de porqué consideramos que esto es así:
Por un lado, cuando apareció la regulación legal de la mediación, los Colegios de Abogados vieron una ampliación del campo de trabajo más allá de los juzgados; pues para entonces ya muchos abogados abogábamos por ser asesores jurídicos que no necesariamente tenían que ponerse una toga. Esto hizo que muchos letrados empezásemos a formarnos como mediadores, lo cual es bastante complejo porque tenemos que dejar de ser «directivos» (yo organizo y dirijo un procedimiento) para pasar a ser facilitadores de comunicación entre las partes. Pero claro, aquellos que no se habían formado estaban convencidos de que ellos ya mediaban al negociar con el otro abogado. Así que la mayoría de las personas que ejercen la abogacía consideraron y consideran que el mediador es en realidad un competidor: «Si, es cierto, en este asunto no puede actuar como yo, pero ¿y si a mi cliente le gusta lo que ve y la próxima vez va a buscar a quien actúa en la mediación en lugar de buscarme a mi?». Así que se creó el negocio de la formación, porque de la mediación el trabajo que entraba era más bien poco o nada. Es cierto que muchos lo hicieron por ayudar, pero no deja de ser cierto que desde la abogacía, el entendimiento puede ser «mi compañero es mi competencia» y la avaricia humana y nuestro ego no nos deja ver que a la persona mediadora lo que le interesa es seguir mediando, no levantarle el cliente a nadie.

Por otro lado, cada vez se está perdiendo más el sentido común, la cultura del esfuerzo y de la responsabilidad, la gente en general prefiere que se lo den todo hecho y que lo haga un tercero a hacerlo uno mismo. Así que eso de realizar un esfuerzo para poder llegar a un acuerdo con la otra parte y que el que está en el medio no de la solución rápida, casa cada vez menos con la cultura del instante que se está desarrollando ahora.

A lo anterior tenemos que sumarle que el anteproyecto de Ley de Medidas de Eficiencia Procesal del Servicio Público de Justicia, como dice en su exposición de motivos, contiene todo un Titulo I dedicado a los medios adecuados de solución de controversias , pero vuelve a dejarse fuera el la materia Laboral, con lo necesario que va a ser ahora para poder solucionar rápida y amistosamente las situaciones derivadas de los ERES y los ERTES; la materia concursal, lo que no casa muy bien con la ley de segunda oportunidad que empieza con una mediación concursal, la materia penal, que también va a ser muy necesaria ahora con todo lo que se está publicando en las redes sociales y materias relacionadas con el Sector Publico.

En resumen, y como se suele decir, entre todos la mataron y ella sola se murió. Un bebé que en un momento dado fue la esperanza de muchos, acabado siendo alguien en medio de un conflicto entre las partes (los profesionales, la ciudadanía y los legisladores) que no se hablan entre ellas, que no se escuchan y que barren todas para su casa sin ser conscientes del daño que están haciendo.

Ojalá que todos se paren, reflexiones y le den a la mediación la consideración y el respeto que se merece, como lo que es; un método más, de los que hay, para solucionar conflictos sin tener que acudir al juzgado.
Tal vez en ese momento, cuando no venga impuesta, ni forzada ni se la pretenda vender como la píldora mágica que todo lo soluciona, será cuando de verdad empiece a funcionar la mediación.

Lorena Romans

Romans y Asociados

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