¿Quién defiende a los menores en los procesos de divorcio?
El ejercicio de la abogacía en la rama de Derecho de Familia y en concreto en los divorcios, hace que en ocasiones (la mayoría) las personas que ejercemos la abogacía, nos planteemos qué podemos hacer para que los menores, que muchas veces son usados como moneda de cambio o arma arrojadiza, no sufran.
Los menores, sin comerlo ni beberlo, se han visto en el medio de un conflicto del que no solo son parte, sin tener participación en su solución la mayoría de las veces, sino en el que, también la mayoría de las veces, son utilizados por sus progenitores para hacerle la pascua al otro/a progenitor/a.
En Alemania existe la figura del verfahrensbeistand, que podemos traducir al español como “asistente del procedimiento” o por la función que en realidad desarrolla, la de “defensor del menor en el procedimiento” .
Su función principal –y de ahí su definición como “defensor del menor en el procedimiento”- consiste en constatar y defender en el juzgado el auténtico interés del menor, ser su voz autorizada tras una investigación detallada de su entorno, en perfecta alineación con los artículos 3 y 12 de la Convención de los Derechos del Niño. En España tenemos a los fiscales para hacer esa labor, algunos están especializados en temas de familias, pero muchos no y van totalmente desbordados de trabajo.
Las negociaciones estructuradas pueden dar origen a un sinfín de soluciones que hacen que el juzgado sea un mero trámite para reconocer la validez de un acuerdo y haya una mínima ejecución judicial del este porque ese acuerdo lo han construido las personas implicadas y los menores están en todo momento a salvo.
Con profesionales que ejercen el Derecho Colaborativo la ventaja, a diferencia de otros medios de negociación estructurada, es que las partes implicadas van a estar acompañadas a lo largo de todo el proceso por sus defensas jurídicas, estas, necesariamente, estarán colegidas en un Colegio de profesionales de la Abogacía y tendrán la formación suficiente como para hacer que cada parte pueda obtener aquello que realmente necesita, ayudándoles, por tanto, a encontrar una solución o soluciones satisfactorias, evitando así la canalización del conflicto a través de menores que se hallan en el medio del proceso de divorcio, sin tener, normalmente, ni voz ni voto.
Lorena Romans
Abogada Colaborativa y Mediadora
Romans y Asociados